Qué lástima que en España no haya ningún político la mitad de consciente con respecto a la cultura.

Cómo algo, siendo tan perfecto, puede llegar a tener tantos fallos. Y es que, si no fuera por sus fallos, no sería tan perfecto.

Es interesante ver lo que la gente suele entender por libertad al hablarse del software. Lo entienden como algo lineal: No tienes libertad y cuando la consigues ya la tienes para siempre. Tras recorrer un camino lineal llegas a la libertad, y todo lo que hagas después ya no influye.

La gente suele entender por libertad poder elegir usar un software de entre una lista de programas dedicados a propósitos similares. Es lógico que en esa lista se encuentren ciertos programas privativos, y si, elegir unos u otros implica libertad. La libertad en cierta medida es elegir, aunque más que elegir, es tener la oportunidad de elegir, que se plantee esa duda, y podamos resolverla. El problema viene cuando tomamos la decisión equivocada, una decisión que hemos tomado desde la libertad, pero que nos implica un corte de libertad. Es curioso como, desde un acto libre podemos llegar a la mayor tiranía posible.

De esta manera, cuando elegimos software privativo desde un acto previamente libre, llegamos a un punto en el que no somos libres. Cuando estemos usando ese programa tendremos limitaciones, seguramente no sean apreciables a simple vista, pero estarán ahí. En ningún momento tendremos un control absoluto y certero de nuestra libertad, al contrario, nuestra libertad, o la ausencia de ella, pasará a manos de un empresa o multinacional que sólo busca su propio beneficio, lo cual no nos incluye a nosotros.

Al contrario que con el software privativo, si elegimos el software libre, cada vez que ejecutemos esa aplicación tendremos la certeza de que nuestra libertad, además de ser absoluta, está en nuestras manos. Nosotros decidimos sobre cualquier cuestión que se nos plantee.

Así pues, la libertad no es un camino lineal, sino un camino, muchas veces complicado y en el que, con regularidad, encontraremos a otros que nos pongan obstáculos, circular y repetitivo. En cualquier momento podremos perder nuestra libertad y, sin embargo, nos llevará toda la vida conseguirla.

Vaya título, eh? Pues así es, gracias a una situación que viví hace unos días he decidido volver a escribir por aquí, y además, voy a hablar de Windows 7. Windows 7, ¿ese sistema que salvará a Microsoft del tremendo desastre de Vista? Puede ser. Ni lo he probado ni espero tener que hacerlo, porque, por propia iniciativa, no lo hice con Vista y menos lo haré con Seven.

Este tema surgió hace unos días con unos amigos. Estábamos hablando sobre una gran superficie de electrónica, que como no me pagan no pienso hacerles publicidad gratuita. Comentábamos que si nos comprábamos un portátil con Windows Vista, nos lo actualizarían directamente a Windows 7. ¡Qué maravilla!, ¿verdad? Y para qué íbamos a querer nosotros Windows 7, seguro que es otra patata como Vista, aunque, por poco que mejorase ya sería mejor que Vista, eso seguro. Llegamos a una conclusión. Y si Microsoft la había pifiado tanto con Vista para, al lanzar el siguiente (Windows 7), éste, por poco mejor que fuera, ya lo sería. Es decir, hacen algo malo para después lanzar algo menos malo para que parezca bueno. La verdad que a mi no me extrañaría nada.

A parte de ésto, hay que tener en cuenta que la mayoría de clientes de estas grandes superficies no conocen muchas alternativas a Windows, por no decir ninguna. Se extrañan al ver un Mac, como para saber que es GNU/Linux. Si sumamos estas dos cosas, aparente mejora de Windows 7 con la falta de conocimiento de alternativas por parte del cliente, y lo multiplicamos por la pericia del vendedor, obtenemos la siguiente conversación.

[...]

Vendedor: Sí, además si ahora compras este ordenador recibirás de forma gratuita una actualización a Windows 7.

Cliente: Windows qué? ¿Qué es eso?

V: Es la nueva versión de Windows, un XP nuevo.

C: Ah! Vale, y para qué me sirve a mi que sea nuevo.

V: Mire, es un nuevo Windows que tiene todo lo bueno del XP y lo bueno del Vista. Es decir, es rápido, fiable y no se cuelga tanto y lo bueno del Vista, que es el aspecto y todo eso.

C: ¡Qué bien! Pues entonces me lo llevo. Muchas gracias, así da gusto comprar

(Conversación real.)

Ahí está mi reflexión sobre por qué Windows 7 triunfará. Estoy seguro que no lo hará por méritos propios, sino por el mérito de quién lo venda.